Inteligencia Artificial en la valoración.

La inteligencia artificial (IA en adelante) comienza a influir en el día a día de muchas personas, te ofrece o facilita procesos de una manera más eficiente y la actividad de valoración de activos no es la excepción.
Por definición la inteligencia artificial es una simulación de la inteligencia humana que a través de algoritmos y sistemas informáticos ejecuta tareas simples y complejas que realizan las personas. La filosofía es que una máquina puede programarse para imitar la forma en que un ser humano piensa y actúa. Actualmente la IA hace reconocimiento de patrones, toma de decisiones y resuelve problemas; más del 40 % de los consumidores cree que la IA mejora sus vidas y hoy en día más del 35% de las empresas utilizan IA y un 85% de ellas la consideran una inversión prioritaria en su estrategia comercial.
A través de algoritmos y sistemas informáticos, la IA aprende de los datos y mejora su rendimiento a medida que se expone a más información (Aprendizaje automático, automatización, ingestión de datos, análisis de datos, almacenamiento en la nube y procesamiento de datos); con lo cual:
- Mejora la eficiencia en muchas tareas, actividades, procesos y operaciones; dentro de una fábrica o una entidad bancaria.
- Mejora la experiencia del usuario desde por ejemplo una recomendación de un producto o la asistencia en tiempo real.
En la actividad de valoración de activos una materia prima muy importante es el uso de base de datos, a partir de la obtención, procesamiento y análisis de datos del mercado, se determina la calidad del informe de valoración. A través de la IA se puede tener una herramienta valiosa de consulta que le permite al profesional de la valoración disminuir de manera considerable el tiempo de elaboración de informes, aumentando la productividad y mejorando el producto entregado.
Con la llegada de la IA se realizarán valoraciones automáticas, programas informáticos que permitirán obtener valores de mercado con un grado de confianza determinado, a partir de un conjunto de datos y parámetros, empleando para ello la información captada previamente en los mercados locales correspondientes.
Con la llegada de la IA se mejoran los tiempos, la precisión, eficiencia y productividad; se requiere un proceso de adaptación de los profesionales de la valoración y resolver posibles conflictos éticos como la privacidad y el sesgo algoritmo.